sábado, 21 de octubre de 2017

Récord de calor e incendios forestales castigan a California, el estado más poblado de EE.UU.

Récord de calor e incendios forestales castigan a California, el estado más poblado de EE.UU.




La ola de incendios, hasta 16 entre los condados de Sonoma, Napa y Mendocino, se inició el 8 de octubre. El fuego se propagó a gran velocidad debido a los vientos del interior y a la resequedad de la vegetación tras cinco años de sequía. El pueblo más golpeado ha sido Santa Rosa, situado a unos 80 kilómetros al norte de San Francisco. Vecindarios enteros quedaron arrasados, llevándose por delante la vida de 13 personas. También se han registrado víctimas en Mendocino, Napa y Yuba, condados vecinos a Sonoma. De momento, esta ola de incendios es la quinta más mortífera en la Historia de California, superando el anterior incidente de gravedad en San Diego en 2003, cuando 15 personas perdieron la vida. Hasta 8.000 bomberos están luchando contra las llamas, mientras el presidente de EEUU, Donald Trump, ha aceptado la petición de ayuda del gobernador de California, Jerry Brown, para declarar el estado de emergencia y movilizar recursos federales, donde una parte irá destinada a la búsqueda de desaparecidos.



Muchos heridos han sido trasladados a hospitales cercanos con quemaduras de diversa consideración. No se espera que se recupere cierta sensación de normalidad hasta dentro de una semana, el tiempo que los bomberos necesitarán para contener las llamas y retirar cualquier peligro que haya dejado la catástrofe.



La sorpresa agradable del momento es la cantidad de viñedos que se han salvado de la quema. Las fotos aéreas publicadas muestran zonas verdes entre bosques calcinados. Lo atribuyen a la mayor humedad de la uva y a las franjas de separación, que se han convertido en un apagafuegos natural.
Según las autoridades pertinentes las causas detonantes del incendio al día de hoy se desconocen, pero para lo que en mi humilde opinión respecta, es de vital importancia, aunque hayan sido provocados por la negligencia o maldad del hombre o por causas naturales. Es que debemos responsabilizarnos de frenar la perdida de los bosques, incluyendo los ecosistemas que lo habitan, en cualquier lugar de nuestro planeta, pues se habla mucho menos de la tala de árboles en países tercermundistas para satisfacer el consumo irresponsable de los países ricos que la que se le da en los medios de comunicación a los incendios cuando ocurren en un país como los Estados Unidos y similares. Cuando la extensión total de terrenos deforestados voluntariamente al año en zonas como el Amazonas es mucho mayor que la suma de todas las extensiones de terreno calcinados por los incendios forestales que ocurren en el mundo y de esto apenas se habla debido a los intereses y la hipocresía de los países más poderosos.